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20 Abr 2011
Hace unos días un hombre, Manuel Ramón H. C., sin hogar, que dormía en la calle en unas pésimas condiciones de salud, murió solo. De noche. En las calles de Santa Cruz de Tenerife. Unas personas trataron en los días anteriores que recibiera atención médica, que fuera ingresado en un hospital y que recibiera algún tipo de atención por parte de las instituciones. No tuvieron éxito. Parece ser que si una persona no decide ir por su propia voluntad a un hospital no se le puede obligar. Ni siquiera por las autoridades, a no ser que un juez así lo dictamine mediante denuncia previa. Estas personas así lo intentaron pero la denuncia llegó tarde.
Esta situación me lleva a la siguiente reflexión ¿es una violación de la libertad llevar a una persona a un hospital a ser atendida cuando a todas luces lo necesita? ¿no será una forma de excusar el gasto de recursos que requiere atender a dicha persona que ni siquiera tiene los recursos mínimos para poder subsistir?¿puede más la burocracia que la compasión?
El debate por la situación de los indigentes está abierto. Unos que si hay que quitarlos de las calles como si fueran un estorbo, otros que si no puede ser así porque recuerda a la ley de Vagos y Maleantes. ¿Alguien se preocupa de la situación de estas personas?¿de cómo viven? ¿de por qué llegaron a esa situación? Cualquiera diría por el debate, por las declaraciones, por el tono del discurso que son objetos sin voz. Que no son personas. 
Aquí tienen el relato completo de lo sucedido en esos días que se trató de luchar por Manuel Ramón. 
13 Abr 2011

¡Peligro de muerte!

Submitted by maria
Aquel día se presento en casa sudoroso y con la ropa muy sucia, pero muy contento, iba de un lado a otro de la casa sin parar de agitarse y del bolsillo del pantalón saco un fajo de billetes, de los grandes, diciendo “por fin un golpe de buena suerte, con este dinero podremos pagar los meses de hipoteca que debemos y ya no podrán embargarnos”. Yo le pregunte en donde había conseguido todo ese dinero y el me contesto “yo estaba en el bar de siempre cuando llego el capataz de la finca grande acompañado por dos tipos bien vestidos  y con aires de cultos, estaban buscando a hombres dispuestos a trabajar en ese mismo momento, rápido y con discreción, a cambio de una muy buena paga. Un camión había sufrido un accidente en la carretera cercana y había que traspasar la carga a otro camión que estaba en camino y eso era todo”. Después con la alegría y la euforia de de la buena suerte nos dejamos llevar entregándonos a la pasión durante toda la noche.
Luego con los días volvió la rutina y con ella otra vez la mala suerte. Pocos meses después él enfermo gravemente, los médicos simplemente no sabían lo que le enfermaba y en pocos días murió. Ahora estoy yo aquí en el quirófano para sacarme del vientre el fruto de aquella noche de pasión y amor, los médicos dicen que las graves malformaciones de mi muy querido y deseado hijo son incompatibles con la vida de él y la mía.