Una tendencia cada vez más extendida
es la de aceptar trabajadores dispuestos a emplearse a cambio de nada
o, en todo caso, por formación y la promesa de ser incluídos en
plantilla si demuestran su valía.

No entiendo esta filosofía, o sí y
solo en parte. Tampoco me asustaría si no existiera en Alemania, ese
país que tanto imitamos en todo sobre todo en el diestro manejo de
la tijera, la filosofía del "working poor" el trabajador
pobre, el que se puede emplear por un sueldo irrisorio. El que
trabaja por un salario propio de esclavo. Si a eso sumamos las cifras
del paro, sobre todo las cifras de parados de larga duración,
entendemos por qué es una tendencia en aumento: mucha gente está
realmente desesperada por trabajar, incluso por sentirse útil de
nuevo. Demostrarse a si mismos que aún sirven para algo. Y los
empleadores, por supuesto, encantados de la vida, si andan con suerte
tendrán un trabajador productivo a coste cero.

¿De qué vive el trabajador mientras?
¿cómo pueden defender muchos que esta es una opción digna y
loable? No lo sé, solo tengo claro que es una opción válida para
unos pocos: para aquellos que tienen quien los mantenga. El que esté
necesitado, el que necesite conseguir dinero para comer tendrá
muchos empleos vetados porque cometerá la osadía de pedir dinero a
cambio de su tiempo y esfuerzo.  

Publicado originalmente en Ruta 42